La carga de trabajo podía variar; pero, en general, tenía de 3 a 5 colaboraciones mensuales. Me tomaba una semana entregar cada una, así que todo el mes pensaba en cómo resolver alguna ilustración o infografía.
¿Cómo simplificar tanto trabajo?
Sin duda era mucho que hacer.
Fue por eso que desde entonces me obsesioné por encontrar formas de hacer más eficiente mi trabajo. Los vectores venían muy bien para esto, pero debía haber una manera de simplificar, sistematizar y ahorrar energía en la elaboración de figuras vectoriales.
Mis primeras ilustraciones no tenían una retícula determinada, cada una tenía su propia perspectiva, con dos o incluso tres puntos de fuga. El problema de estas ilustraciones era que difícilmente se podían reutilizar en el mismo u otros proyectos.
La proyección isométrica llegó para quedarse
Comencé a utilizar la retícula isométrica a mediados de 2005, sobre todo para explorar este estilo de ilustración que siempre me había gustado. No tardé en descubrir que me permitía generar elementos con una estructura uniforme y reutilizarlos una y otra vez.
Un ejemplo: la siguiente ilustración de una llave, la realicé partiendo de un punto de fuga.
Linda, ¿no? Pero tiene un problema: si quisiera reutilizar el trazo de esta llave en el mismo proyecto, pues… ya no se ve tan bien.
Para corregir este defecto, una segunda llave tendría que trazarse a partir del punto de fuga de la primera, es decir, habría que trazar de nuevo tantas llaves como sean necesarias con un punto de fuga en común.
De igual forma, si quisiera reutilizar el trazo de la llave en un proyecto nuevo, este tendría que tener exactamente el mismo punto de fuga, ubicado en la misma posición que la llave trabajada tiempo atrás. Es decir, que el nuevo trabajo tendría que ajustarse a un encuadre y perspectiva determinados aleatoriamente en un trabajo previo sin ninguna relación.
Esto no tiene sentido, así que para que la llave encajara tendría que trazarla con la perspectiva del nuevo proyecto, descartando por completo la posibilidad de reutilizar el trazo de la primera llave.
En cambio, si la misma llave no tuviera ningún tipo de perspectiva y fuera trazada en una retícula isométrica como la siguiente:
Entonces sí que podríamos utilizar el mismo trazo las veces que quisiéramos en el mismo proyecto o en otros contextos, siempre y cuando estos también fueran elaborados en una retícula isométrica. Seguramente haría pequeños ajustes, pero invertiría mucho menos tiempo y esfuerzo que trazar repetidamente la llave desde cero.
Con el tiempo, fui depurando y perfeccionando mi técnica para trabajar mis ilustraciones en un espacio isométrico hasta sistematizar los distintos procesos que utilizo para trazar y generar figuras, a tal punto que, desde hace años, la proyección isométrica se convirtió en un sello característico de mi trabajo.
¿Qué opinas? ¿Alguna vez, una mejora de procesos ha impactado en tu estilo de trabajo.
¡Gracias por leer y compartir!
Francisco GyG
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